La proximidad a la Vía Augusta de la villa, conocida en la actualidad como Torre de Sancho Manuel (también llamada del Araillo), facilitó la extensión de la influencia sobre otras poblaciones vecinas. Incluso llegó a absorber a las pequeñas villas de alrededor, concentrando un mayor número de riquezas. En sus estructuras se ha constatado la existencia de psicinas de opus signinum, construidas por los propietarios para emular las formas de vida de Roma. Para ello edificaban peristilos y atrio ornamentados, que rodeaban de obras de arte. En concreto, en este yacimiento se encontró un conjunto estatuario en mármol.
La inestabilidad de la Península Ibérica durante la segunda mitad del siglo III d.C. provocó la recesión en la comarca del Alto Guadalentín y la villa de la Torre de Sancho Manuel, que había ostentado su esplendor sobre la comarca durante casi cuatro siglos, entró en una gran crisis.
Con la firma del pacto de Teodomiro en el año 713, muchos de los núcleos de población del mundo tardorromano pierden por completo su población.