Breve historia de Cazalla
Cazalla es una pintoresca Diputación dentro de las riberas del Valle del Guadalentín. La fertilidad de sus tierras, abundantes en limos depositados por las crecidas del río, han sido un reclamo histórico para el hombre. Durante el III milenio a.C. se asentaron los primeros pobladores de la cultura argárica y más tarde, íberos y romanos se establecieron en torno a la Torre Sancho Manuel, epicentro de la población de esta Diputación.
En la comarca de Lorca se han hallado vestigios de la presencia romana en el siglo I a.C. La villa rural para explotación agrícola fue la forma habitual de asentamiento romano en el territorio aledaño a Eliocroca (nombre romano de Lorca). En la villa romana llamada Torre de Sancho Manuel, en Cazalla, se ha encontrado unas pequeñas dependencias que constituían sus viviendas. Los muros estaban compuestos de zócalos de piedra y alzado de adobe y los pavimentos del interior se elaboraron con tierra apisonada. Durante los trabajos de excavación de este yacimiento, a principios de los 80 del siglo XX, salió a la luz un tesorillo de áureos escondido en tiempos de Vespasiano.
A partir del siglo II d.C. existe cierto auge en el poblamiento rural de la zona, con más de cuarenta yacimientos hallados en las inmediaciones de Lorca. El territorio se ocupó mediante la Villa Agraria como unidad de ocupación. Muchas de ellas se establecieron en anteriores instalaciones de población íbera, sobre nacimientos de agua o próximos al cauce de ramblas.
La Torre de Sancho Manuel
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El periodo de paz y prosperidad que se extendió a lo largo del siglo X y principios del XI permitió el florecimiento cultural, urbanístico y político. En las huertas se perfeccionaron los canales de irrigación y se produjeron abundantes cosechas. Entre estos campos cultivados se encontraría la actual diputación de Cazalla.
En el año 1243 don Alfonso de Castilla firma el Tratado de Alcaraz, pero durante algún tiempo la Lorca musulmana se resistió a la rendición, hasta el duro asedió de 1244 en que capituló.
El límite de la conquista cristiana permaneció durante algún tiempo en el territorio de Lorca, siendo este escenario de frecuentes razias y acabó por despoblarse en gran parte, concentrándose la población en torno a la ciudad y su fortaleza. El reino de Lorca se convirtió en concejo de realengo dependiente de la Corona y provista de fueros especiales, que ayudaban a la repoblación cristiana recibiendo, además, numerosos privilegios por su situación fronteriza.
El siglo XVII supone la despoblación de gran parte de los campos y Cazalla se ve asolada por prolongadas sequías, epidemias, terremotos e inundaciones. La expulsión de los moriscos españoles decretada en 1609 acentuó sobremanera la crisis demográfica de la zona. Con esta medida se cerró el último ciclo de presencia islámica en los campos cercanos a la ciudad que, al quedarse prácticamente sin mano de obra, vieron malogradas sus tierras.
El Reformismo favorece la prosperidad
El conflicto dinástico con el que se inicia el siglo XVIII entre las Casas de Austria y Borbón se salda favorablemente para la causa borbónica. En el siglo XVIII Lorca había tomado partido por la Casa de Borbón y tras su triunfo se vio favorecida por el proceso del Reformismo con un programa de cambios en todos los ámbitos, eliminando muchos de los primitivos derechos de las oligarquías locales.
En Lorca y su comarca se aceleraron las reformas gracias a la presencia del Conde de Floridablanca y su cuñado Antonio Robles, oriundo de la zona. En Cazalla se acometieron obras de encauzamiento de las aguas de riego, a través de una red coherente de canales, que abastecían a los campos de cultivo. Además, se construyeron los pantanos de Puentes y Valdeinfierno para regular las violentas crecidas del río, que históricamente afectaban a la vega lorquina y a Cazalla.
A principios del siglo XIX una serie de acontecimientos dan al traste con el clima de prosperidad en la Diputación. En 1802 la rotura del pantano de Puentes significó un paso atrás en la política hidráulica reformista. A ello se sumó la caída demográfica, producida por las enfermedades epidémicas como fiebre amarilla y cólera, que diezmaron la población de Cazalla, junto a un ciclo de malas cosechas.
En la política nacional se atraviesan momentos de gran inestabilidad y el sistema que acaba imponiéndose es el de alternancia política en el poder entre conservadores y liberales, que permitió que los caciques y las élites de propietarios consolidaron su poder en un ambiente de gran corrupción. Solo a finales del siglo XIX el número de habitantes experimentó una tendencia al alza en la comarca lorquina.
A principios del siglo XX la población de Cazalla se dedicaba casi en exclusiva a las tareas agropecuarias. Gracias a la irrigación de la red de acequias y canales las pequeñas plantaciones hortofrutícolas obtenían una agricultura de subsistencia, pero en el momento de apertura a los mercados exteriores esta producción no era lo suficientemente competitiva. El problema de la escasez de agua en esta época estaba agravado por las vergonzosas subastas del agua que durante mucho tiempo perjudicaron a los labradores. Vecinos de Cazalla también lucharían activamente contra este injusto modo de repartir el agua, vendida al mejor postor, hasta su abolición en 1960.
Con la llegada de los avances tecnológicos y fitosanitarios se van abriendo nuevas vías de comercialización para unos productos cada vez más rentables. No obstante, una parte de la población de Cazalla no vive en la actualidad de la agricultura, sino que ha encontrado trabajo en la industria y el comercio, en la cercano Lorca. En las últimas décadas han proliferado por el territorio de Cazalla casas de campo, en ocasiones lujosas, elegidas por numerosas familias de la ciudad para establecer su segunda residencia. Los seísmos del 11 de mayo de 2011 también provocaron que numerosos damnificados fueran acogidos en la pedanía.
La Modernización de Regadíos
Pero en los últimos años una inversión estatal sin precedente en la Diputación ha hecho posible modernizar los regadíos de manera que la forma de regar ha cambiado significativamente, aprovechándose ahora hasta la última gota de agua que los regantes reciben, mediante un automatizado sistema que regula su uso.
La reivindicación de la Asociación permitió que no cayera en el olvido el proyecto de cubrir buena parte de los brazales con 5,72 kilómetros de carril bici, utilizada por cientos de vecinos y visitantes que aprovechan esta infraestructura para hacer ejercicio y desplazarse por la pedanía de forma segura. El ensanche de numerosos caminos también fue un logro importante consecuencia de estas obras.